jueves, 1 de octubre de 2015

Ayurveda, las 3 Gunas.

La palabra sánscrita guna significa literalmente ‘cuerda’, aunque se suele traducir como ‘cualidad’. Específicamente en el ámbito filosófico, este concepto hace referencia a ‘las cualidades de la Naturaleza’, también llamada Prakriti, en sánscrito.

Si bien este concepto se considera una creación de la escuela dualista Sāmkhya (una de las seis escuelas oficiales de filosofía hindú), también es utilizado por otras escuelas, incluyendo el Vedānta (no-dualista). Es decir que incluso escuelas enfrentadas filosóficamente recurren a la idea de guna, dándole un sentido muy similar. Eso facilita el análisis y, además, da mayor utilidad al tema, pues es aplicable de forma amplia, sin importar si uno tiene una u otra escuela de preferencia.

Intentando simplificar pero no distorsionar diré que, en general, el pensamiento filosófico hindú cree en una realidad trascendente, que es absoluta y por tanto no puede ser manifestada. Este sustrato esencial que es entendido como un Poder creador en potencia es considerado de género masculino y se le conoce como Brahman o Purusha.

La filosofía espiritual de la India pregona la indisolubilidad de la unión entre lo masculino y lo femenino, por lo que ese Poder Absoluto masculino se ve complementado por la Energía femenina dinámica que pone en movimiento el Universo, llamada Shakti o Prakriti. Como el sol y sus rayos, estos dos aspectos no pueden ir separados. Prakriti es el término más utilizado para referirse a la Naturaleza primordial del mundo fenoménico, es decir de todo aquello que percibimos.

Por tanto, como explica Á. Enterría en La India por dentro, “todo lo que cambia, físico, mental, suprafísico o supramental pertenece al reino de Prakriti“. No hay nada de lo que percibimos, incluyendo olores y sonidos, nuestros pensamientos y nuestro sentimiento de ‘yo’, que no sean una manifestación de Prakriti, la Naturaleza primordial.


Los tres gunas


Esta Naturaleza manifiesta que compone el mundo que percibimos posee tres cualidades fundamentales (gunas) que están presentes en todos los elementos (burdos y sutiles) y seres (incluido cada uno de nosotros) del Universo. Se explica que antes de la creación del Universo estas cualidades están en equilibrio, pero cuando entran en movimiento y se activan forman todo tipo de combinaciones, por lo que en todos los objetos siempre existirán los tres gunas, aunque habrá uno que prevalecerá sobre los demás. Es decir, en todos los elementos y seres hay, al decir de A. Daniélou, una tendencia simultánea a la integración, a la desintegración y una fuerza neutralizadora que es la actividad.

Entonces, los tres gunas y sus características correspondientes son:
Sattva = la tendencia ascendente; bondad; pureza; lucidez; balance; sabiduría.
Rajas = la impulsión expansiva (Á. Enterría op.cit.); actividad; pasión; inquietud; agitación; agresividad.
Tamas = la tendencia descendente; inercia; ignorancia; oscuridad; torpeza; pereza.

Si uno mira su propia personalidad, sus propias acciones, actitudes y pensamientos, notará que posee estas tres cualidades en mayor o menor grado. Si uno mira los objetos también podrá notarlo, siendo una piedra más tamásica, por ejemplo, que el sol, que es luminoso y, por tanto, sáttvico.

Evidentemente, el guna que más conviene cultivar en la vida es sattva, ya que sus características son las que poseen un carácter más espiritual y, por consecuencia, nos acercan más a la felicidad real.


Trascendencia


En los clásicos Yoga Sūtra de Patañjali se hace mucha referencia los gunas y a la importancia de trascenderlos, pues en la medida en que uno esté apegado a los vaivenes transitorios de la Naturaleza material no podrá ser permanentemente feliz. En tiempos modernos esto no significa, necesariamente, renunciar a la vida mundana y mudarse a una cueva en la montaña, sino que como explica Swami Satchidananda en sus comentarios a los Sūtra, “el mundo es un campo de entrenamiento donde aprendemos a usar el mundo sin apegarnos… La forma de comenzar es con el sentimiento: ‘Todo es doloroso. Voy a desapegarme. No me involucraré en ello. No me acercaré al mundo con motivos egoístas’. Una vez que logras esto, ves con una visión diferente. Comienzas a utilizar el mundo para otro propósito y experimentas felicidad”.

Por su parte, en la Bhagavad Gītā el Señor Krishna exhorta a trascender los gunas y dice que al hacerlo uno se “vuelve inmortal” (Bd.G. 14.20), en el sentido que se trasciende la naturaleza material para identificarse con el Ser absoluto que esBrahman.

Y ante la pregunta de Arjuna sobre ‘cómo hacer para trascender los gunas‘, Krishnaaconseja el servicio devocional hacia lo Divino, lo que implica actuar siempre con Dios en el corazón, como si cada acción fuera para Él.

Actitudes y alimentos

De todos modos, y sin despreciar el ideal de trascendencia de los tres gunas, quizás es más asequible al inicio del camino espiritual el fomentar las cualidades sáttvicas de cada uno, ya que están relacionadas con la felicidad, la serenidad y el conocimiento. De todos modos, se explica en la Gītā que también esto puede causar apego (Bd.G.14.6), ya que se trata de una felicidad identificada con el mundo material y, por tanto, destinada a perecer. Otro riesgo de la personalidad sáttvica es el orgullo por lo conseguido y el sentimiento de superioridad.

Cuando las tendencias rajásicas predominan, dicha persona tiene codicia, deseos ilimitados y anhelos; a la vez que realiza acciones materiales para satisfacer esos deseos sensoriales. Es inevitable recurrir a la actividad para sobrevivir, pero el riesgo está en la sobre-actividad que genera ansiedad y, sobre todo, en si dicha actividad está basada en una quietud interior o no.

Las características tamásicas son indolencia, sueño, error, negligencia, ignorancia. Incluso se habla de locura o insensatez. No se citan aspectos positivos de esta tendencia en cuanto al comportamiento humano.


Finalmente, la Bhagavad Gītā (17.8) cita una serie de alimentos que están relacionados con cada uno de los gunas. Los alimentos sáttvicos alargan la vida, dan vitalidad, fuerza, buena salud, felicidad y satisfacción. Y deben ser alimentos sabrosos, oleaginosos, sanos y “agradables para el corazón”. Ya sé que estos adjetivos pueden ser subjetivos en algunos casos.

Swami Sivananda, por ejemplo, en su comentario a la Gītā especifica que se trata de: “la fruta fresca y madura, las almendras, las verduras, dhal verde (guiso de lentejas), etc.”. También incluye “la leche y la mantequilla”, fundamentales en la cultura india, ya que derivan de la vaca, aunque esto no es necesariamente aplicable de forma universal.

Por su parte, los alimentos rajásicos (17.9) son aquellos que causan “dolor, tristeza y enfermedades” y están relacionados con los sabores extremos, es decir demasiado “amargos, agrios, salados, calientes, picantes, secos o quemados”. Según Swami Sivananda, esto incluye, entre otros, “carne, pescado, huevos, cebolla, ajo, chiles, mostaza, yogur, café, alcohol, tabaco…”.

Finalmente, los alimentos tamásicos (17.10) son aquellos “sin sabor, mal cocinados, rancios, podridos”. Aquí se incluye cualquier alimento que haya sido preparado más de tres horas antes de ser consumido (ya que pierde sus cualidades nutritivas). Entre los productos que Swami Sivananda enumera se encuentran “licores, marihuana, opio, cocaína, hachís”.


El aspecto dietético me parece muy interesante porque nos toca en la vida diaria a todos, y no hay escapatoria. De todos modos, es una temática que da para mucho debate y con esta lista de alimentos no quiero generar culpa en nadie. Es simplemente información que me parece útil para que cada uno luego analice y utilice como crea conveniente.

En cualquier caso, sí que creo positivo y necesario para ser más feliz el fomentar las cualidades sáttvicas y, como paso siguiente, trascender los tres gunas. Todo a su tiempo.

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