viernes, 13 de octubre de 2017

MENTE-SILENCIO

SUMIRSE EN EL SILENCIO



No es una cosa indeseable para la mente sumirse en el silencio, estar inmóvil y libre de pensamientos, puesto que al silenciarse la mente es cuando más a menudo se produce el descenso completo de una vasta paz procedente de lo alto y, en esta vasta tranquilidad, la realización del Yo silencioso que está encima de la mente extendido por todas partes en su inmensidad.
Lo que ocurre solamente, es que, cuando hay paz y silencio mental, la mente vital trata de precipitarse para ocupar el sitio, o bien la mente mecánica intenta, con el mismo propósito, hacer surgir su ronda de pensamientos habituales y triviales.
Lo que se debe hacer es tener cuidado de rechazar y acallar esos intrusos de modo que, al menos durante la meditación, la paz y el sosiego de la mente y del ser vital sean completos. La mejor manera de hacerlo es manteniendo una voluntad fuerte y silenciosa. Esta voluntad es la voluntad del purusha detrás de la mente; cuando la mente está en paz, cuando permanece en silencio, puede percibirse la presencia del purusha, también silencioso, separado de la acción de la naturaleza.
Tener calma, ser firme y arraigado en el espíritu, dhira shtira, poseer este sosiego de la mente, esta separación entre el purusha interior y la prakriti exterior, es muy útil, casi indispensable.
Pero no es posible tener calma y estar asentado en el espíritu en tanto que el ser está sujeto al torbellino de los pensamientos o a la barahúnda de los movimientos vitales.
Desapegarse, apartarse de ellos, sentirlos separados de sí, es indispensable.
Para descubrir la verdadera individualidad y erigirla en la naturaleza, son necesarias dos cosas: en primer lugar ser conscientes de nuestro propio ser psíquico situado detrás del corazón y, en segundo lugar, esta separación del purusha y la prakriti.
Porque el ser individual verdadero está detrás, velado por las actividades de la naturaleza exterior.

RECHAZAR LAS DUDAS



Rechazar las dudas implica, con toda certeza, haber alcanzado el control de nuestros propios pensamientos. Pero el hecho de controlar nuestros pensamientos es tan necesario, en el yoga y fuera del yoga, como el dominio de nuestras pasiones y de nuestros deseos vitales o el control de los movimientos de nuestro cuerpo. No es posible siquiera alcanzar el nivel de un ser mental plenamente desarrollado si uno no domina sus pensamientos, si no es su testigo, su juez y su amo, el purusha mental, manomaya purusha, shakshi anumanta, ishvara. No es menos inconveniente para el ser mental ser como una pelota de tenis sometida al impacto de los pensamientos desordenados e incontrolables, que ser como un barco a la deriva en medio de la tempestad de las pasiones y de los deseos, o un esclavo de la inercia o de los impulsos del cuerpo.

Ya sé que controlar los pensamientos es más difícil, porque los seres humanxs, al ser primordialmente una criatura de la prakriti mental, se identifica a sí mismx con los movimientos de su mente y no puede, de repente, disociarse y permanecer al margen y libre de los remolinos y turbulencias del torrente mental.
Es relativamente fácil para el ser humanx ejercer un control sobre su cuerpo, al menos sobre una cierta parte de sus movimientos. Le es menos fácil, pero aún perfectamente posible por medio de una lucha efectiva, establecer un dominio mental sobre sus impulsos y sus deseos vitales; pero sentarse encima del torbellino de sus pensamientos, como el Yogui Tántrico sobre el río, es menos fácil.
No obstante, también es factible. Todos lxs humanxs mentalmente desarrolladxs, aquellxs que sobrepasan el término medio, de algún modo, o al menos en un determinado tiempo y para cierto propósito, han tenido que separar las dos partes de la mente, la parte activa que es una fábrica de pensamientos y la parte sosegada y soberana que es a la vez un Testigo y una voluntad, observando los pensamientos, juzgándolos, rechazándolos, eliminándolos o aceptándolos, ordenando correcciones y cambios; se han erigido en amos del ámbito mental, han sido capaces de ejercer un imperio efectivo sobre sí, samradjya.
El Yogui o Yoguini va aún más lejos. No sólo es amx de este ámbito sino que, permaneciendo aún de alguna manera en la mente, logra escapar de la misma por así decirlo, y se sitúa por encima, o completamente detrás y libre. La imagen de la fábrica de pensamientos ya no es completamente válida; puesto que ve cómo los pensamientos nos vienen de fuera, de la Mente universal o de la Naturaleza universal, a veces formados y distintos, a veces informes o embrionarios, en cuyo caso reciben forma en alguna parte dentro de nosotrxs. La tarea principal de nuestra mente consiste en responder, favorablemente con aceptación, o negativamente con repulsa, a esas olas de pensamientos (así como a las oleadas vitales o a las olas de energía físico sutil), o bien en dar forma mental personal a la sustancia de los pensamientos (o de los movimientos vitales) procedentes de la Naturaleza-Fuerza circundante.
Las posibilidades del ser mental no son limitadas; puede ser el libre Testigo y Amx en su propia casa.

La libertad progresiva y el imperio sobre la propia mente está perfectamente dentro de las posibilidades de todo aquel que tenga la fe y la voluntad de emprender esta conquista.

SRI AUROBINDO

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